El objetivo del tratamiento de la anemia es aumentar el
contenido de hemoglobina de la sangre y la cantidad de oxígeno que transportan
los glóbulos rojos, lo que produce un mayor nivel de energía y resistencia.
El tratamiento de la anemia puede reducir la sensación de
cansancio y mejorar considerablemente la calidad de vida de la persona.
Existen varias opciones para tratar la anemia dependiendo de
cuál sea la causa que la ha originado.
Vitaminas y hierro
Si hay una carencia de hierro, ácido fólico o vitamina B12,
la anemia se combate con un suplemento dietético en forma de píldoras de
hierro, ácido fólico o con inyecciones de vitamina B12. Pueden utilizarse
inyecciones de hierro en caso de que el tratamiento oral no surta efecto.
Transfusión de sangre
Las transfusiones de sangre reemplazan los glóbulos rojos
que faltan, pero no solucionan la causa subyacente de la anemia, por lo que son
necesarias transfusiones frecuentes. Los beneficios a corto plazo, junto con
los costes y el temor a las enfermedades que se pueden transmitir por la
sangre, como la hepatitis y el VIH, han hecho de las transfusiones una opción
de tratamiento menos viable.
Tratamiento con
eritropoyetina
Si el organismo no produce cantidades adecuadas de
eritropoyetina, pueden administrarse inyecciones de eritropoyetina humana recombinante.
Este producto de la ingeniería genética es idéntico a la eritropoyetina
producida por el propio cuerpo (endógena).
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